A bordo de la Estética navegando en la Psicoterapia.

A bordo de la Estética navegando en la Psicoterapia.

Alex Segovia

Tenemos arte para no morir de la verdad.

Friedrich Nietzsche

El punto de partida  consiste en  encuadrar el término estética, desde la definición del concepto hasta un marco histórico social. El itinerario que  propongo es bastante ambicioso,  recorre  la letra hacia  la experiencia, y finaliza con una forma de articulación de conceptos estéticos y artísticos aplicados a la psicoterapia.

Estética. Del griego Aisthesis (percibir por los sentidos). Disciplina que surge en el siglo XVIII, cuando Alejandro Baumgarten (1714 – 1762) rescata el término clásico para titular su obra « Aesthetica», publicada en dos volúmenes (1750 – 1758). Este filósofo racionalista consideró que la reflexión en torno a lo bello merecía una preocupación especial de la filosofía y postuló a la estética como una nueva lógica del conocimiento sensible, considerado inferior en ese entonces, por adquirirse a través de los sentidos, lo que llevó a limitar la estética a una simple «teoría de la sensibilidad». En la actualidad, la estética se ha definido como una disciplina autónoma, ya no subordinada a la filosofía, que especula sobre el fenómeno del arte en general, el acto humano que lo produce y las características del objeto produce.

La estética estudia el arte como fenómeno, expresante de una relación. Dada esta relación, acercaré una definición  de Arte.

ARTE: Acto mediante el cual, valiéndose de la materia o de lo visible, imita o expresa el hombre lo material o lo invisible, y crea copiando o fantaseando. En sentido amplio, podemos denominar como Arte a toda creación u obra que exprese lo que el hombre desea exteriorizar, obedeciendo a sus propios patrones de belleza y estética.

El mundo nos impone  fuerzas adversas a los intentos, propuestas y deseos que vamos diseñando, nos chocamos, nos golpeamos, y duele mucho. Así mismo, éste mundo ofrece fuerzas para que las tomemos y nos valgamos de ellas, podamos vivir, crear y ascender con una nueva vitalidad. El arte es una de estas fuerzas, y la estética nos ayuda a descubrir estas fuerzas.

El arte es la totalidad intensiva, según Lukacs: frente a la totalidad extensiva de las ciencias, que describen extensivamente el mundo. La totalidad intensiva, es la que se capta a través de la selección. El arte ya sea un soneto o una flor pintada o un complejo proyecto arquitectónico, opera con suma intensidad.

El Zen nos enseña como en un grano de arena está el mundo, entendiendo que en un grano de arena está todo por lo que arena es arena, sus relaciones con el mundo, las leyes que determinan su condición. De forma idéntica en una obra de arte esta el mundo; El mundo interior y el mundo exterior, su pasado y su presente, la capacidad de verlo depende de nuestra capacidad y predisposición, como también de nuestra capacidad de preguntar a la obra, cada obra va a contestar de acuerdo a nuestra capacidad de preguntar. Cada persona es una obra de arte en sí misma, es la mejor expresión que pudo obtener en su existencia,  es una gran obra estética, y merece que sea apreciada de tal forma, es una obra portadora de la información necesaria para todo trabajo sobre sí.

Para progresar en el camino hacia la experiencia, es necesario  articular el juego. Lo lúdico no es una actividad inferior del hombre, sino la manera superior de realizarse, el hombre solo es libre cuando juega., cuando no lo hace no llega a conformar su potencialidad.

Schiller (1759-1805),  viniendo desde las ideas kantianas acerca de una comunión entre la teoría y la ética nos adelanta un método natural de desarrollo moral basado en la creación artística desde el punto de vista lúdico. En este juego ha de conjugar las posibilidades de la necesidad con la libertad, y la sensibilidad e inteligibilidad. Este juego no podía tener otra consecuencia que humanizar la estética, bajada de su pedestal y hacer que los hombres la manoseen y entiendan, la profanizen.

Como psicoterapeutas, trabajamos a la manera de un artista, de la misma manera que un pintor ve una mancha, y descubre una forma, esta cualidad que destaca, esa gestalt que se presenta ante los ojos. Es una presencia que nace para ser vista, percibida, y contemplada. Es una tarea de develado y revelado. Ahora bien el psicoterapeuta a su vez también es parte de la obra, paciente y terapeuta son protagonistas de un mismo acto creativo, dicho acto considerado como algo puntual en el espacio y tiempo, o en el rango de un proceso. Lo creativo y lo artístico, tanto en el acto como el proceso.

…”Cada acto de creación es como una unidad de inhalación y exhalación, una expresión de la plenitud de mi vida, como también la sustentación para vivir. Cada creación es el resultado expreso, conductual de multitud de imágenes, fantasías, reflexiones y pensamientos. Es un proceso de desear una experiencia y una expresión más completas  y agudas.”[1]

Esta tarea no solo se basa en un acto inspirativo, ya que este término siempre trae bastante confusión, ya sea dentro y fuera de las disciplinas artísticas se liga la inspiración a un acto ardiente, y éste no es el caso. Se trata de   convocar a una inspiración paciente, para advenga la sorpresa. Esta sorpresa que muchos artistas la tienen como momentos de revelación, de grandes movimientos en sus producciones. La misma acontece en el escenario terapéutico.

“Cada pintura encierra misteriosamente toda una vida, una vida llena de sufrimientos e incertezas, momentos de fervor y de luz. ¿Hacia donde se dirige esta vida?¿Hacia dónde indaga el espíritu del artista, si también se entregó en la creación?¿que revela?”.[2]

Esta pregunta que se formula Vassily  Kandinsky, es la misma que enuncia un terapeuta en un encuentro psicoterapéutico: es poder mirar la presentación de una historia, una queja, un padecimiento, con la mirada del artista y las herramientas estéticas que el posee. Cada persona es una acabada y delicada obra de arte,  la tarea se despliega en aceptarse perdido para poder descubrir la estética de cada persona en cada momento en particular.

Ahora bien retomando herramientas conceptuales y prácticas,  propongo un pequeño breviario de principios que provienen de las artes plásticas:

Armonía: Principio estético. Es la relación directa entre las partes de una obra para hacerlas una unidad.

Asimetría/ simetría: Desigualdad entre las partes de un todo. Una composición asimétrica es aquella en la que un parte pesa más que las otras.

Brillo: Sensación de mayor o menor claridad que reflejan las superficies coloreadas.

Claroscuro: Distribución de tonos de los colores para representar una relación  de tonos claros y oscuros.

Color: sensación visual que se produce cuando un objeto refleja, absorbe o transmite luz.

Contraste: Combinación de cualidades opuestas, ya sea de forma o color.

Distorsión: deformación, torsión a que aparece sometida una forma, figura o cuerpo.

Jerarquía: Es cuando los elementos de una obra se organizan para destacar aquello que será el centro plástico de ella.

Movimiento: Orden plástico del orden de los elementos de una obra que sugieren un desplazamiento visual.

Matiz: Son las mezclas o variantes de claridad y oscuridad de los colores.

Perspectiva: Arte que enseña el modo de representar sobre una superficie los objetos, en la forma y la disposición en que aparezcan a la visión

Pregnancia: Cualidad de las formas visuales que captan la atención del observador por la simplicidad, equilibrio o estabilidad de la estructura.

Ritmo: Movimiento virtual provocado a través de la percepción de los acentos y pausas o intervalos

Saturación: Es la pureza del color que una superficie puede reflejar.

Superposición: es cuando una figura oculta parcialmente a otra.

Tono es la escala resultante de la mezcla de un color con el blanco, con el gris o el negro.

Encuentro un correlato entre estos principios y la psicoterapia. Cada uno de estos son facilitadores del  acto artístico – terapéutico. El terapeuta se percibe y se percata como la mejor versión que tiene de sí mismo en este aquí y ahora, de idéntica manera percibe al paciente y a la relación,  pudiendo aplicar los valores estéticos  para apreciar las  fortalezas y debilidades dentro del proceso.

Es indudable que cuando una narrativa comienza a desplegarse, puede comenzar a ver que tipo de armonía tiene su relato, o bien que aspectos de sí mismo tiene más tono o menos tono.

En cuanto la  presencia del terapeuta, se  revisa con los mismos criterios estéticos: ¿que imágenes se superponen? ¿Que colores o matices observa? ¿Que ritmo percibe, dentro y fuera de él? ¿Cuales son sus movimientos? En la misma lectura percibe la relación como una gran danza con su propia estética en movimiento, preguntándose ¿Qué dinámica interna posee? ¿Cuáles son sus contrastes? ¿Qué lugar se encuentra mas saturado?.

Acerca de su narrativa dialógica, que ritmo posee, que percibe con mayor pregnancia y que menos. Que tipo de distorsión se impone, y cual es el valor estético de cada  una de éstas.

Es poder ver lo que está ahí, es animarse a la transformación.

“Para que la terapia gestáltica sobreviva, debe representar esta especie de proceso de crecimiento integrativo y de generosidad creativa…Si nosotros los maestros de la artesanía, olvidamos este principio básico de experimentación creativa, del desarrollo de nuevos conceptos a partir de nuestro propio sentimiento de osadía, de no avergonzarnos a ser intrépidos. La terapia gestáltica morirá junto con el resto de las modas terapéuticas contemporáneas.[3]

[1] Joseph Zinker,  “El proceso creativo en la terapia gestaltica”, Paidos, Buenos Aires, 2000.

[2] Vassily  Kandinsky, Sobre lo espiritual en el arte.

[3] El proceso creativo en la terapia gestaltica. Joseph Zinker

Bibliografía:

Aquiles de Repetto , “Breve historia de la estética” Editorial plus ultra

Irene Crespi /Jorge Ferrario “Léxico técnico de las artes plásticas” Editorial Eudeba

Marta Zatonyi , “Una estética del arte y el diseño de imagen y sonido”,  Kliczkowski Publisher